domingo, 30 de octubre de 2011

Y en apenas diez páginas...

Queridas Madames,

Sí, hemos vuelto. Marcel a hacer de las suyas y yo a leérselas. Mucho me temo que este volumen no sea del todo adecuado a nuestras charlas de té. ¿Cómo le sentará a la adorable y puritana Madame de Churchill que el primer capítulo de Sodoma y Gomorra incluya en su título la expresión hombres-mujeres, descendientes de los habitantes de Sodoma? ¿Qué le parecerá a la sensible Madame du Chrisanteme que Marcel diga, aunque con reparos, homosexualidad, y la compare con la botánica? Y a la adorable Madame de Gayarta, tan rendida a los problemas sociopolíticos, ¿qué le parecerá que Monsieur de Charlus se folle -con perdón- a un maduro modisto de chalecos?

¡Y TODO ESTO EN DIEZ PÁGINAS!

Debía haber esperado al verano para poder leer esto con té helado, queridas. En este invierno incipiente, me temo demasiados ardores.

Suya,
Madame de Borge

sábado, 22 de octubre de 2011

No tomar el nombre de Marcel en vano

Queridas Madames,

Sé que las he tenido abandonadas durante meses, pero los sudores y espasmos que el final del tercer volumen de la recherche me duraron todo el verano. En estos meses sólo he podido alimentarme de agua con gas y unas pocas magdalenas (bueno, un poco de anís que me traían las religiosas del convento de la plaza, pero es que es tan difícil resistirse al anís...). Pero no por ello he podido evitar el peso de Marcel, no. Terminada mi recuperación y próximo el inicio de la lectura de Sodoma y Gomorra (mi tío el rarito siempre tenía un ejemplar de este libro a mano), me he tropezado con Marcel en varios lugares, con referencias más o menos gratuitas, para que veamos que hay personas que escriben libros o hacen películas y que han leído a Marcel. Aparece, así gratuitamente, en La elegancia del erizo, de Muriel Barbery, o en los ensayos Los bárbaros. Ensayos sobre la mutación, de Alessandro Baricco y Esculpir en el tiempo, de Andrei Tarkovsky. Yo grito a los autores del mundo: ¡dejen de usar a Marcel para parecer más cultos! ¡Aprendan de este blog y lean a Marcel para ser más mamarrachas!

Una actitud mucho más feliz, qué duda cabe.

Suya,
Madame de Borge