miércoles, 22 de junio de 2011

Alfred Dreyfus, presente

Queridas Madames,

Sinceramente, si hay algo que me ha sorprendido en El mundo de Guermantes, es la fuerza con que ha irrumpido en la narración el caso Dreyfus. Si no lo recuerdan, consulten la Wikipedia, que tendrán páginas y páginas. Verán que fue un caso que marcó la Francia del cambio de siglo, que involucró a toda la sociedad, que anticipaba en parte los desastres antisemitas del siglo XX… Francia se dividió entre aquellos que creían al coronel judío injustamente acusado de traición –los dreyfusards, entre ellos Zola gracias a su famoso artículo por el también fue enjuiciado-, y aquellos que creían en la culpabilidad y pensaban que casi nada bueno podía venir de esa infección judía en el país –los antidreyfusards o nacionalistas-.

Posiblemente, Marcel, que no deja de ser un escritor que también bebe del realismo de la literatura decimonónica francesa, no podía aspirar a retratar la sociedad sin hablar del asunto, aunque eso le obligue a fijar la acción en un tiempo claramente definido. No, nunca llega a hablar de fechas (¡qué vulgaridad!), simplemente el dreyfusismo está ahí, y sirve para que los personajes se definan en un bando o en otro, para que terminen relaciones por consideraciones políticas, o se desprecien dentro o fuera de las familias, o para hacer comentarios sobre los judíos, que en Marcel son un tanto equidistantes, y lejanos a la pesadilla que los judíos vivirían unas décadas más tarde, pero que seguramente pensó necesarios para que el libro resultara creíble. La ternura que de todos modos le despierta ahora Swann me hace también leer entre líneas una simpatía no racionalizada hacia la causa deryfusista (¿hacia la causa judía? ¿¿hacia la causa de los discriminados??). El libro lógicamente pierde atemporalidad, aunque gane en episodios magníficos alrededor del asunto. Frente a sentimientos universales que suceden en momentos sin definición temporal, y frente al hecho del olvido, la evocación, y la memoria, encontrarse con un episodio que pasados más de cien años, aunque no olvidado, no está normalmente fresco en la memoria del lector atento especialmente si no es francés (no se mortifiquen por ello), puede ser un buen ejemplo de lo que le esperaba con el paso del tiempo a la recherche. Una víctima de sí misma, tal vez.

Suya,
Madame de Borge

No hay comentarios:

Publicar un comentario